miércoles, 25 de diciembre de 2013

Ramones (1976) - Ramones



Puntuación: 8+

Mejor canción: Judy Is A Punk

Tracklist
1. Blitzkrieg Bop
2. Beat On The Brat
3. Judy Is A Punk
4. I Wanna Be Your Boyfriend
5. Chain Saw
6. Now I Wanna Sniff Some Glue
7. I Don't Wanna Go Down To The Basement
8. Loudmouth
9. Havana Affair
10. Listen To My Heart
11. 53rd & 3rd
12. Let's Dance
13. I Don't Wanna Walk Around With You
14. Today Your Love, Tomorrow The World



Vuelvo para hablar de los Ramones y, por extensión, del punk. Ohhh, el punk. Qué movimiento tan controvertido. Y tan único. Veamos. El punk surge a mediados de la década del 70 como un movimiento social que respondía a a un período particularmente difícil que atravesaban tanto Gran Bretaña como los Estados Unidos. Básicamente estaba en crisis el modelo de Estado de Bienestar, lo que traía como consecuencia mucha desocupación y descontento social. Este es el caldo de cultivo del movimiento punk, a mi manera de ver el último realmente revolucionario que vio el rock. Se trata de mucho más que un género, ya que trae consigo toda una ideología en la cual no me meteré mucho. Tan solo diré que es una ideología mucho más interesante que el simple "romper todo" que muchas veces se le endilga. 

Yendo estrictamente a lo musical, el punk toma grandes influencias del movimiento mod (encabezado por losWho en la primera mitad de los 60) y de lo que más tarde se conocería justamente como proto-punk, con grupos como The Velvet UndergroundThe New York Dolls o The Stooges. El sonido de estos grupos era sucio, ruidoso, con mucha distorsión, monótono y salvaje, y poseían una imagen rotosa y desaliñada. Todas estas características fueron extrapoladas por los grupos punk más tarde (con sus diferencias, claro). Los Ramones, particularmente, fueron de los primeros grupos del género, y están universalmente considerados como los fundadores del mismo. 
 Hecha esta breve introducción, quiero aclarar que el punk, y por lo tanto este disco, me despierta sensaciones muy contradictorias. Por un lado, fue la última revolución que tuvo para ofrecer el rock; por otro, fue el primer movimiento claramente retrógrado. Por un lado, puede ser considerado hasta estúpido; por otro, esto es justamente lo que lo hace genial. 
 Este debut de los Ramones, yendo al grano, me encanta. O al menos lo que me puede llegar a encantar un disco de este estilo. Y todo lo que veo en él es contradictorio. Sí, fue un disco extremadamente revolucionario, ya que presentó una novedosa manera no sólo de tocar sino de encarar el acto creativo. Sé que es algo trillado, pero verdaderamente era necesario algo como el punk para sacar un poco del pedestal a los grupos progresivos del momento (YesGenesis), que estaban recorriendo lugares cada vez más intrincados y complejos. En otras palabras, se estaban yendo al carajo. Y, claro, un joven marginado, sin dinero y olvidado por el sistema, ¿qué posibilidades tenía de competir a su nivel? Ninguna.  Por eso llegó el punk y llegó este disco, para bajar nuevamente al rock a un nivel "humano" y ponerlo al alcance de todos. Al fin y al cabo, el rock había sido un movimiento juvenil y salvaje, que nada tenía que ver con las extensas suites multipartes que ofrecían esos grupos. Por eso, con el punk los jóvenes volvieron a tener una oportunidad, y comenzaron a salir bandas de todos lados. Sería necio afirmar que los Ramones inventaron el punk; lo cierto es que el movimiento se estaba gestando de una u otra forma y sólo faltaba el disco que lo destape, que, por casualidad o causalidad, fue este.
 Ahora bien, como decía, esto me sigue resultando contradictorio. Si miramos más allá de toda esta revolución (que es indiscutible como tal), podemos afirmar que el punk es el primer género verdaderamente retrógrado. Desde su nacimiento, cada género nuevo había aportado y avanzado musicalmente. Ya sea el rock psicodélico, el rock pesado, el prog, siempre se notaba una búsqueda constante de un sonido más rico. Pues bien, el punk derriba todo esto y parece volver veinte años atrás con un sonido simple que no ofrece nada particularmente nuevo a los viejos rocanroles con un poco más de velocidad. Sé que esta era la idea, y sé que era necesario, pero también es innegable que una vuelta atrás tan descarada no es precisamente algo destacable desde el punto de vista artístico. 
 Pero aquí vuelvo a contradecirme: esto es justamente lo que se buscaba. Al punk no le interesa lo artístico, se burla de lo artístico. El punk son cuatro pendejos con ganas de tocar un par de acordes y de emborracharse. Y los Ramones también son eso. Cuatro pendejos que tocan rápido y sin preocupaciones, agarrando canciones como Hang on to Yourself de David Bowie o 1970 de The Stooges, idiotizándolas y repitiendo catorce veces hasta tener todas las canciones del disco. No parece haber ninguna cuota de genio en ellos. Y encima, ni siquiera tenemos el componente ideológico en las letras; para eso habría que esperar a los Sex Pistols o The Clash. No, para nada, las letras de los Ramones son de lo más estúpido que hay sobre la tierra. ¿Qué hay de genial en todo esto, se preguntarán? 
 Bueno, no puedo evitar volver a contradecirme: todo lo malo de este disco es lo que lo hace atractivo. Las letras son tan idiotas que terminan siendo una obra maestra. Las canciones son todas tan iguales entre sí que terminan siéndolo también. Ciertamente, en las primeras escuchas a uno se le hace una masa uniforme e indistinguible, pero luego uno se da cuenta de que está bien que así sea. ¿Qué sentido tendría algo más de variedad? En este caso, nada: son cuatro idiotas que sólo saben tocar de una forma y han venido al mundo para tocar de esa forma. 
 De todas formas, me gustaría establecer una distinción entre los Ramones y el resto de grupos punk que escuché: las melodías. Si hay una cuota de genio en los tipos es en las melodías. Bajo toda esa capa de distorsión en realidad inofensiva, se esconden catorce melodías pop, casi sacadas de un disco de los Beach Boys, una más pegadiza y placentera de la otra. No pienses en una máquina demoledora de rock; hasta en eso los Ramones se cagan en uno. Son los temas más inofensivos que podrás escuchar: cortos, pegadizos, estúpidamente infantiles, con una batería siempre a la misma velocidad, una pared de guitarras distorsionadas con menos acordes de lo imaginable y que no ensayan un solo ni en sueños y, sobre todo,  con esa voz tan perdidamente maravillosa de Joey cantando como si estuviera resfriado. ¿Se dan cuenta de lo que hablo cuando digo que es tan malo que es bueno? Es la idiotez en forma de álbum y extrapolada en los veintiocho minutos del disco, garantizando una diversión desprejuiciada a lo largo de todo el mismo. Escuchen un tema y habrán escuchado todos: ¿pero por qué hacer esto si podés efectivamente escuchar todos? 
 En discos como este se hace perfectamente entendible el "lo amás o lo odiás". Y, sin embargo (caso extraño el mío) me permito rebatirlo: ni lo amo ni lo odio. Si me dieran a elegir me encontraría más cerca del amor, claro, pero a pesar de la gran diversión que me brinda, jamás podría decir que amo este álbum, ni darle un nueve. Simplemente no puedo. Después de todo, nunca me llegué a emocionar con Ramones: es prácticamente imposible que eso suceda. Pero dejando en claro esta ausencia de amor, me parece un gran disco, que me ayudó a derribar muchos prejuicios. 
 De todas formas, no creo que pueda considerarme nunca un gran fan del punk. Su salvaje necesidad de ser monótono lo condena, y su "vive rápido, muere joven" se traslada perfectamente al plano musical. No estoy diciendo que este es el único disco que vale la pena; eso sería ignorar despiadadamente la enorme cantidad de subgéneros y grupos que hacen punk. Es simplemente que, teniendo este genial disco, ¿qué aporta de novedoso todo lo demás del grupo? ¿De qué me sirven todos los otros discos de los Ramones si ya tengo este? Es un género que se extingue rápido, me parece. Y me parecería hasta lógico que esta tendencia se repita en cada subgénero. Claro, un fanático punk podría disfrutar quinientos discos iguales en la misma medida: lamentablemente yo no. Pero esto no es culpa del punk, ni mucho menos de los Ramones.
 Pero dejemos de lado tanto análisis, que el disco en sí debe ser el más fácilmente analizable del mundo. Lo que si es bastante difícil es hablar de cada canción por separado: realmente son todas muy similares entre sí. No obstante, lo voy a intentar. El disco abre con un riff genial, marca patente del género. Se trata de Blitzkrieg Bop, la canción bisagra del grupo. Y se merece verdaderamente esta reputación, ya que se trata realmente de una gran canción, con esos "Hey! Ho! Let's Go!" más pegadizos que la miel. Presten atención al final, en donde se repite el coro y se agregan de manera sutil primero el bajo y luego la guitarra. ¿Ven? Ahí tenemos una buena idea musical. La letra habla de los fans de rock, y da una pauta de lo genial que fue el punk en ese sentido: los espectadores podían mañana ser músicos, o sus propios ídolos pasar a ser espectadores sin ningún problema.
 La canción que le sigue se titula Beat On The Brat, y posee otro buen riff y una melodía genial con una letra idiota. Recién es el segundo tema y ya se me hace difícil hablar de él. Pero bueno, en este disco eso no es necesariamente malo, y creánme que esta es una gran canción.
 Completando esta maravillosa trilogía inicial tenemos el que considero mi tema favorito, Judy Is A Punk. Es el único (o uno de los pocos) tema que realmente rockea de forma salvaje, catapultándonos desde el inicio hacia una atmósfera preciosamente despiadada. La melodía es de las más bellas del álbum, una gema pop injustamente olvidada, y la forma en que la banda se calla antes de cada verso también me parece brillante, así como lo que canta Joey en ambos casos: "Second verse / Same as the first" y "Third verse / Different from the first", con esa fantástica voz nasal. ¿No es lo más tonto y estupendo que han oído jamás? La letra habla de una pareja de delincuentes juveniles que eran fans de la banda y eventualmente murieron en un accidente aéreo, haciendo la línea "Perhaps they'll die" ciertamente profética.
 A continuación tenemos I Wanna Be Your Boyfriend, la primera de una larga serie de "wannabes" de la banda. Es la balada del disco, y la única canción con un tiempo más desacelerado que las otras. Es muy inofensiva, y realmente podría haber pasado por una balada de algún grupo femenino de principios de los '60 sin las guitarras distorsionadas. No obstante, si esos coros tan brillantemente mongoloides no te hacen estallar de placer, no te comprendo como ser humano.
 Chain Saw comienza con un verdadero e irritante sonido de una motosierra, que demuestra lo barato del sonido del disco. Se trata de un tema más, con una melodía pegadiza, y destaco particularmente la parte del medio, en la que el ritmo se ralentiza y vuelven a aparecer esos coros tan infantiles del tema anterior.
 Así llegamos a otro punto fuerte del disco, titulado Now I Wanna Snif Some Glue. El comienzo se condice con lo chocante del título, y luego se repite pero con el único acompañamiento de un platillo. Un simple "One two three four five six seven eight" da rienda suelta a la locura, que se hace presente con un riff antológico, demencial y caótico, que nos hace imposible no saltar por toda la habitación. Se trata de un extracto del extenso solo de Pete Townshend de My Generation en su versión del Live At Leeds, claro. Antes pensaba en no destacarla debido al descarado robo, pero ahora me di cuenta de que no me importa. Después de todo, tenían que robar alguna idea de algún lado, ¿no? Lo hace aún mejor. Cualquier cosa que sea mala en otro disco, en éste va a ser buena. Y viceversa.
 El lado A cierra con I Don't Want Go Down To The Basement, una canción anónima entre la nebulosa que se destaca por ser la más larga del disco con sus modestos 2:40 minutos y por robar otro riff, esta vez el de Hang On To Yourself de David Bowie.
 Y el lado B abre con un riff bastante parecido. Se trata de Loudmouth, una canción tampoco tan destacable pero ciertamente mejor que la anterior, con una de las letras más maravillosas jamás escritas, en la que Joey acusa a su contrincante de "loudmouth" y le dice que le conviene callarse porque, de lo contrario, lo golpeará. No tengo nada más para agregar a algo tan brillante.
 A continuación tenemos una de mis favoritas, Havanna Affair, con una divertida letra de tintes cubanos, una melodía increíblemente placentera y un extraño efecto en la batería en el estribillo que, obviamente, nos sorprende. Es que todo suena tan igual...
 Listen To My Heart es mi canción menos predilecta. La melodía es pegadiza, pero esta vez bastante insoportable, y por lo demás sigue siendo igual de anónima que las otras.
 53rd & 3d es otro tema genial. ¡Tiene otro ritmo! ¡Y una coda! Joey la canta con algo más de furia que al resto de los temas, y si a eso le sumamos ese formidable falsete del 1:05, que nos hace saltar de la silla de tan distinto que es a la uniformidad vocal en el resto de las canciones, tenemos una joya. La letra, escrita por Dee Dee, cuenta de un ex-soldado de Vietnam devenido en taxi-boy al cual nunca eligen por ser feo. Él, en venganza, asesina a su primer cliente con un cuchillo, para probar que no es ningún marica. Además, le tengo un gran aprecio porque estuve en esa esquina cuando visité Nueva York. Bueno, a nadie le importa ¿no? Sigamos.
 El único cover del disco es Let's Dance, un viejo rock and roll versionado decentemente por los Ramones y con un extraño ¿teclado? sobre el final.
 Y terminamos el disco con dos canciones del más alto nivel. La penúltima es I Don't Wanna Walk Around With You, la canción más simple de la que tengo memoria. Una letra increíblemente directa y sencilla ("no quiero caminar contigo, así que ¿por qué querrías caminar conmigo?". No se me ocurre nada más brillantemente estúpido. Casi roza el límite de lo absurdo.), una melodía feroz y un punteo en el minuto 1:12 que es lo más cercano a un solo en todo el disco. Brillante.
 Este tema se conecta con el último, Today Your Love, Tomorrow The World, dando una sensación de agotamiento bastante acertada, con un "One two three four" que parece casi como un "bueno, quédense tranquilos que esta es la última". No sé, es difícil de explicar. La cuestión es que se trata de un temazo, con una larga introducción (bueno, larga para lo que es la duración del disco), una letra con reminiscencias nazis y una melodía irresistible. Sobre el final, llega la extensa coda, con una batería que se desacelera y un mensaje algo solemne que siempre me gustó mucho. Se trata de un intento baratísimo por darle un tinte épico al final del disco, y la verdad es que queda perfecto.
 Y así concluye el disco. En media hora. Una experiencia totalmente placentera y desprejuiciada. Un 8+.