jueves, 10 de septiembre de 2015

Polenta y Figaris (2012) - Bad Manu


Puntuación: 8+

Mejor canción: Tanto tanto

Tracklist
1. Todo mi pelo huele a café
2. Tomi plastilina
3. No puedo seguirte
4. Entonces paseaba por el súper
5. Hiciste mal
6. Josefina
7. No me digas que te patié
8. Alguien sano
9. Linda
10. Tanto tanto


 Como mencioné en mi emotiva (?) carta de regreso al blog, en todo este tiempo anduve escuchando mucha música nacional y actual. Hace no mucho tiempo, yo era uno de los “jóvenes de ayer” que sostenía que, en la actualidad, prácticamente todas las bandas de rock eran una mierda. Añoraba las gloriosas épocas de antaño, y me lamentaba por la mercantilización de la música.
 Por suerte, una maraña de páginas web, blogs, programas, publicaciones, videos y demás herramientas que generosamente nos brinda esta era digital me hicieron cambiar de opinión. Hoy en día, estoy convencido de que esta época tiene tanto para brindar como cualquier otra. Tal vez no haya un movimiento tan grande, tal vez sea más difícil encontrar piezas que rompan esquemas, tal vez la buena música que el día de ayer hubiera formado parte del mainstream hoy sobrevive en un círculo pequeño y autogestivo. Pero puedo asegurar que hoy hay una variedad de propuestas increíble, en todas partes del mundo, y todas están a un clic de distancia. Podría nombrar muchas bandas actuales que hacen música hermosa, y no me considero un experto: es mucho más lo que todavía no conozco. Para el que sigue encerrado en la jaula cronológica, tengo un solo consejo: despertar. Asumir un rol activo y comenzar a buscar nueva música. Les aseguro que es una tarea interminable y hermosa.
 Toda esta perorata sirve para introducir Polenta y Figaris, el álbum debut del adorable Bad Manu. La banda es un proyecto personal del propio Bad Manu, que compone todas las diez canciones que conforman el disco. Y si lo califiqué de “adorable”, es porque creo que es el adjetivo que mejor encaja con el sonido de Polenta y Figaris. Todo parece bastante infantil, y de todos los músicos que pululan por el under con una estética aniñada, es al que más le creo. Para esto se me ocurren varias explicaciones: las melodías son siempre saltarinas, las letras tienen un encanto muy particular, y sobre todo, la voz de Bad Manu no parece la voz de un cantante, sino la de un chico que canta. Escuchando este disco, a uno le parece prácticamente imposible que Bad Manu sea una mala persona.
 En el plano más estrictamente musical, podría catalogarse tranquilamente como un disco de pop. Los temas son todos muy pegadizos, y las melodías, como dije, son muy divertidas. Tal vez los arreglos sean el aspecto que más deja que desear. Compositivamente, el sonido es muy distintivo, y los arreglos, por el contrario, muchas veces no suenan tan originales.  De todos modos, suenan siempre sobrios y cumplen su función, y el disfrute de la música en ningún momento se ve alterado. La escasa longitud del disco y lo hermoso de las letras, que combinan simpleza y entreveramiento, terminan de completar una experiencia de puro desparpajo.

 Polenta y Figaris empieza con Todo mi pelo huele a café, una cancioncita ideal para arrancar el disco. En tan sólo un minuto y medio, se despacha con una melodía preciosa, unas guitarras rancheras y un aire despreocupado realmente fascinante.
 Luego aparecen unos platillos que acompañan a un riff bastante rockero. Se trata de Tomi plastilina, que rápidamente se transforma en una pieza deliciosamente bailable, con una melodía frenética, un bajo fenomenal y un estribillo memorable que hace saltar de alegría a cualquiera y tiene una letra de amor maravillosa (“Te propongo que bailemos juntos / Te propongo que bailemos lentos / Te propongo que desayunemos aunque esté oscureciendo”).
 No puedo seguirte mantiene la misma tónica que el tema anterior, pero es igual de genial. El ritmo de la batería invita a bailar, la melodía es saltarina y el estribillo es increíblemente pegadizo. La letra es absolutamente fantástica, con frases gloriosas como “Dejás en ridículo a Oscar Wilde” o “En horas extrañas a caminar / Deseándole a Bolivia salir al mar / Vos tocabas el tema con discreción / Lo charlamos con prostitutas”.
 Una secuencia movediza y melódica parece indicar que el álbum va a seguir en la misma onda, pero luego una guitarra acústica la interrumpe. Se trata de Entonces paseaba por el súper, que en los dos minutos que le quedan transcurre como un tema lento con otra linda melodía y unas guitarras distorsionadas que podrían sonar muy fuera de lugar pero, increíblemente, encajan perfecto. Lo más destacable de la canción, sin embargo, es la manera adorable en la que Bad Manu estira las últimas silabas de cada estrofa (escala-la-la / mañana-na-na).
 Hiciste mal es un tema lento y con aires de himno, con una coda épica de sintetizador. La canción no sería tan destacable si no fuera por la, nuevamente, increíble actuación vocal de Bad Manu, que despliega miles de trucos para divertir al oyente y musicalizar la prosa. El “hiciste bad” de la segunda estrofa, el risueño “combate-e-e-e-e” o el efecto burbujeante de “los amigos caen vencido-o-o-o-o-o-o-o-o-s”. ¡Qué inventiva! Bad Manu es un claro ejemplo de cómo se puede cantar muy bien sin cantar bien.
 Luego pasamos a Josefina, una canción hermosa con otra melodía formidablemente infantil y un falso final que desemboca en una parte más rápida que hace gala de una de las mejores frases que podría incluir una canción de amor: “También quiero decirte que no es menor de edad / Eso fue para molestarte”. Toda la letra es perfecta, y es una muestra cabal del estilo de Bad Manu. Son todos temas de amor, pero la manera de encararlos es siempre rara. Muy infantil (“Mi ropa interior / Que mamá me lavó y a la vez destiñó / Mi remera de Sherlock Holmes / Que escribió Conan Doyle”), muy de elogiar acciones en lugar de cualidades (“Josefina escucha Sex Pistols”) o hasta de elogiarse a sí mismo (“En mi espacio interior / Lo capo que soy”). En cualquier caso, escuchar las letras es siempre una fuente de placer irreverente, porque siempre agarran para el lado que se suponía que no era el indicado.
 El disco continúa en un nivel altísimo con la genial No me digas que te patié. Amén de la correcta incorrección gramatical, la canción es divertidísima y parece sacada de un dibujito animado. Sobre el final, se transforma de la nada en una preciosa y desesperada plegaria de amor incorrespondido. Bad Manu intenta disimular su estado de ánimo cantando cosas caricaturescas, pero inevitablemente termina hablando de su chica, en un momento muy bello y emotivo: “Seis meses intentando decirte algo como / Quiero verte más que a nadie y contarle a todos lo bien que me hacés / Intento entender qué hay dentro tuyo, qué es lo que te gusta y qué soy para vos / Parece que al final estoy hablando de vos otra vez / Tendría que evitarlo”.
 Sobre el final, el disco comienza a adquirir un dejo más melancólico. En Alguien sano, sin embargo, esto todavía es muy sutil, y la canción sigue siendo básicamente un pop muy melódico y enérgico con efectos como de drones sobrevolando el cielo.
 Linda, en cambio, es ya una canción eminentemente triste, con una extensa y triste coda que incluye un gran juego de palabras (“Bien es (o vienes) el día en que todo parece estar / Mal  es el día en que todo parece estar”). Noten la gran teatralización del “En que finalmente me encuentro cansado”: eso es ponerse en la piel del personaje.
 El disco termina con mi canción favorita, la hermosa Tanto tanto. Es mi favorita porque cuenta con una melodía muy linda y sobrecogedora, guitarras deliciosas por doquier, un maullido de Bad Manu (¡!) y un estupendo riff final que parece rockero y termina sonando casi como sonido de fábrica y sirviendo de telón al recitado del precioso poema de Roberto Juarroz con el que concluye el tema. Pero lo que más me gusta es la letra. Como siempre, el tópico es el amor, pero pocas veces vi una letra de amor tan original, tan única: “Dijiste que sobran las canciones de amor / Mi repertorio quedó vacío / Dijiste que aburren los recursos del rock / Y su predecible rima / Mi poesía es de lo peor y ahora empieza la simulación / De un crimen o un asalto al banco / Para llamarte la atención / Una piedra en una ventana de un colegio primario”. Brillante. El álbum concluye con un poema muy bello de Roberto Juarroz que dice lo siguiente: “Pienso que en este momento / Tal vez nadie en el universo piensa en mí / Que sólo yo me pienso / Y si ahora muriese / Nadie, ni yo, me pensaría / Y aquí empieza el abismo / Como cuando me duermo / Soy mi propio sostén y me lo quito / Contribuyo a tapizar de ausencia todo / Es por esto / Que pensar en un hombre / Se parece a salvarlo.
 De esta manera perfecta termina este muy buen disco pop. Disfrútenlo tal como lo hice yo. 

1 comentario:

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