jueves, 31 de mayo de 2012

The bends (1995) - Radiohead


Puntuación: 9

Mejor tema: Street spirit (fade out)

Tracklist
01. Planet telex
02. The bends
03. High and dry
04. Fake plastic trees
05. Bones
06. (Nice dream)
07. Just
08. My iron lung
09. Bullet proof... I wish I was
10. Black star
11. Sulk
12. Street spirit (fade out)


Ahora si empieza lo bueno. Es que Pablo Honey daba la idea de que Radiohead sería una moda más, una banda que tuvo un hit como tantas otras y luego se perdería en la neblina. Y en realidad, es lo que pasó. Este disco no tuvo tanta repercusión como el primero, y fue vilmente ignorado tanto por la gente como por la crítica, que por entonces estaba bastante interesada en el duelo Blur-Oasis como para volver a mirar hacia Thom Yorke y cia. Sería recién en Ok Computer que alcanzarían el merecido prestigio y reconocimiento de la crítica. Pero en el medio quedaba este disco, que recién se empezó a valorar después del Ok Computer. Y esto es muy injusto. No es que hayan cambiado tanto el estilo (esto ni se acerca a la grandeza de Ok Computer), pero mientras en Pablo Honey había muy pocas canciones realmente buenas (y que de todas maneras no eran tan buenas como las de The Bends), aquí casi todos los temas son clásicos. El estilo es ciertamente poco original, y es por eso que no le doy una nota más alta, además de que no es muy variado (son sólo rocks o baladas) y se puede poner un poco aburrido por su indiscutible monotonía, pero la calidad de composición es tan alta, que alcanza tranquilamente el 9 (de hecho, podría ser el mejor disco de canciones que haya hecho Radiohead). Letrísticamente, se empieza a notar una madurez. Todavía las letras son muy "adolescentes", más bien de carácter personal que la reflexión social de Ok Computer. Pero ya se empieza a notar en Thom ese personaje depresivo, aislado y rechazado por la sociedad que luego evolucionaría con el paso del tiempo. En fin, un álbum de rock noventero, poco original y no muy variado, pero con una calidad compositiva brillante, excelsa e increíble. El primer clásico de Radiohead.
Este discazo empieza con Planet Telex, un tema que cumple muy bien su rol de introducción, con un piano muy atmosférico y profundo que te mete de lleno en el disco, y un destacado estribillo, con una letra muy resignada y pesimista. Luego viene The Bends, un fenomenal rock con un riff mastodóntico y gigante, un estribillo sensacional y una parte rapeada del medio muy divertida. Su letra expresa la falta de amistad de Thom, aunque para mí la visión es todavía algo juvenil. De los temas más rockeros del disco, un merecido highlight. Luego vienen dos baladas típicas pero infinitamente conmovedoras que son verdaderos clásicos de los 90. La primera es High And Dry, una balada hermosa con un distintivo tambor introductorio, un riff muy bello y esa voz! Qué hermosa que es la voz de Thom! Cuando la escuchás con auriculares y sentís esa voz desde adentro de tu cabeza, te podés morir tranquilo. Pero lo verdaderamente sensacional de esta canción es el estribillo, un estribillo tan hermoso, tan inspirador, tan melodioso, tan brillante! Además, cuenta con un requinto genial que siempre me sonó algo fúnebre. Su letra es también magnífica. Thom canta con una furia inusitada sobre uno de esos típicos tipos que creen que se las saben todas, que con motos y aislando a la gente se van a ganar su aprecio, cuando lo que todos quieren es "spit at him". La parte de "All your inside fall to pieces, you just sit there wishing you could still make love" es realmente sarcástica y genial. Realmente este tema se merece un 10. Luego llega otra balada genial como Fake Plastic Trees, que comienza como una tímida balada de guitarra con una melodía atípica y preciosa, para después ir subiendo la tensión hasta explotar en ese final grandioso con baterías, guitarras y un órgano indescriptible que le agrega una filosidad realmente increíble para luego callarse y volver a la guitarra acústica inicial. Nuevamente la melodía es bellísima, con ese distintivo falsete de Thom tan lindo. La letra también es muy buena, hablando de la frivolidad reinante en este mundo de plástico.Bones es un buen rock con un gran riff de una nota muy punzante y un estribillo de gran calidad, aunque esta vez peca del abuso de las guitarras distorsionadas y la melodía de las estrofas no es muy buena, pero igualmente es un buen tema. La línea de "I used to fly like Peter Pan, children flew when I touched their hands" es particularmente inspiradora. Luego llega uno de mis temas favoritos,Nice Dream, que empieza como una tierna balada muy inocente sobre los sueños nocturnos con una melodía excelente, la voz de Thom muy pacífica y bella y una cálida guitarra acústica con brillantes punteos eléctricos. Pero después de la repetición del estribillo (con esos contrapuntos increíblemente cautivantes de "If you think that you're strong enough) y después del apacible sueño, llega la pesadilla: un riff grandioso, demoledor y sanguinario que se repite cortante como un cuchillo con una agresividad pasmosa. Luego todo se calla y vuelve el sueño, la ternura de la balada inicial con una voz susurrante y hermosa de Thom. Brillante. Just es otro rocker, algo influenciado por Nirvana, con un esta vez genial uso de las guitarras distorsionadas y otro riff brillante, punteos sobrecogedores y un estribillo perfecto con las notas chillonas de guitarra copiando la voz de Thom, con un solo extraño y muy divertido, y un falso final muy bueno. My Iron Lung continúa esta fase rockera del álbum con el que tal vez sea el mejor riff de Radiohead: un riff tranquilo pero a la vez cruel que da paso a la canción, una balada con una gran melodía pero que en vez de estribillo cuenta con una genial sección rockera con guitarras ruidosas con el volumen al máximo que simplemente destruyen los parlantes, en el que tal vez sea el momento más rockero de todo Radiohead (quizás junto con 2+2=5). La letra es algo rara, al principio parece de amor, pero luego vira hacia la situación de la banda, encasillada por "Creep", en esa línea de "This is our new song, just like the last one, a total waste of time". Luego el disco baja de calidad con tres temas que se podrían catalogar como relleno, aunque los tres son buenos. Bullet Proof...I Wish I Was es una balada acústica muy atmosférica que suena relajante y apacible con un gran estribillo, con una gran letra sobre la idea de Thom de que a veces desearía no ser tan sensible. Black Star empieza con un muy buen arpegio que da paso a la canción, una balada bonita con una gran actuación de Thom y un estribillo majestuoso. Sulk, por su parte, podría ser la peor del disco, pero sin embargo es buena. Todavía tiene algunas reminiscencias a Pablo Honey, pero cuenta con un riff destacado y una melodía muy letárgica El estribillo busca majestuosidad, y si bien lo logra en parte, también se vuelve muy obvio. Además, está atravesada por una especie de aleteo de pájaros muy raro. Disfrutable, diría yo. Pero para el final reservaron lo mejor: la épica, majestuosa, colosal Street Spirit (Fade Out). Esto ya suena a Ok Computer. Comienza con un riff descendente brillante y épico, que da paso a la melodía realmente absorbente y cósmica de la canción, con un estribillo sobrecogedor. Lo mejor de la canción es cuando gana en intensidad y hace su majestuosa entrada la batería. La letra es increíble, con imágenes demoledoras sobre la soledad, sobre cómo a un tipo se le derrumba todo a su alrededor y sabe que no puede hacer nada para impedirlo. Veamos lo que tiene Thom para decirnos: "Street Spirit es nuestra canción más pura, pero yo no la escribí... se escribió a sí misma. Nosotros sólo fuimos sus mensajeros, sus catalizadores biológicos. Su núcleo es un gran misterio para mí y... (pausa) ¿sabés?, yo nunca trataría de escribir algo tan desesperanzado. Nuestras canciones más tristes en algún lugar tienen al menos un tenue asomo de resolución. Street Spirit no tiene resolución, es el túnel oscuro sin luz al final. Representa toda emoción trágica que sea tan nociva que sólo el sonido de esa la melodía pueda definirla. Todos tenemos una forma de tratar con esa canción. Se llama desapego1. Especialmente para mí. Yo aparto mi radar emocional de esa canción, sino no podría tocarla... me quebraría. Me desmoronaría en el escenario. Por eso es que la letra es sólo un montón de mini-historias o imágenes visuales, en vez de a una explicación cohesiva de su significado. Puse imágenes en la música pensando que transportarían el todo emocional de la letra y la música funcionando juntas. Eso es lo que quise decir con "todas esas cosas son una sola para engullir entera". Quise significar la totalidad emocional, porque yo no la tenía en mí para articular la emoción... (pausa) me quebraría. Nuestros fans son mucho más valientes que yo al dejar que esa canción los penetre, o tal vez no se den cuenta de lo que están escuchando. No se dan cuenta que Street Spirit habla de mirar al puto diablo directamente a los ojos. Y saber, no importa qué mierda hagas, que él va a reirse último... y es real, y es verdad. El diablo realmente va a reir último en todos los casos sin excepción, y si me permito pensar demasiado en ello podría quebrarme. No puedo creer que tengamos fans que puedan manejar emocionalmente la canción. Por eso estoy convencido de que no saben de qué se trata. Por eso la tocamos hacia el final de nuestros conciertos. Me drena, y me sacude, y me duele como la mierda cada vez que la toco, mirando a miles de personas aclamando y sonriendo, inconscientes de la tragedia de su significado, como cuando vas a sacrificar a tu perro y él va meneando la cola en el camino. A eso se parecen todos ellos, y me rompe el corazón. Ojalá que esa canción no nos hubiera elegido como sus catalizadores, pero es así y no me hago cargo. Pide demasiado. (pausa muy larga). Yo no escribí esa canción." Yo antes creía que el final de "Immerse your soul in love" era esperanzador, pero después de leer esta cita, la verdad no sé quépensar. Quizás sea una especie de alusión a que no importa lo que pase, siempre vamos a morir, como Thom dice, el diablo siempre va a triunfar, y es preferible que vivamos en el amor antes que vivir en el odio. También puede tomarse no como "Sumerge tu alma en el amor" sino como "Sumerge tu alma enamorada", siendo como una ironía sobre que nuestras almas, tan adolescentes y felices, van a terminar derrumbándose. En fin, el mensaje de la canción no está muy claro en ese punto, pero las imágenes que logra crear son apocalípticas. ¿Hay algo más escalofriante que ese "I can feel death, can see it's beady eyes"? ¿Y qué tal ese "Be a world child, form a circle, before we all go under", aludiendo a que nos podremos unir, querer como humanos, pero en algún momento vamos a caer"? Esta anción tiene "algo" intangible, que no se puede ver pero que se siente. Una sensación de tristeza, de dolor que transcurre por tus venas y que se va apoderando de tu ser, constituyendo una de las canciones más trágicas que jamás haya escuchado. Te sumerge en una especie de trance, ese arpegio fenomenal seguido de esa maravillosa letra logran sumergirte en el mundo derrumbándose. El videoclip del tema también es muy bueno, con un gran trabajo fotográfico y personas que van a cámara lenta al mismo tiempo que otras van rápido, en fin, una verdadera hipnosis muy bien lograda. Un gran clásico, de las mejores canciones de Radiohead y, por qué no, de la historia. Poner la emoción que transmite esta canción en unas pocas líneas sería demasiado para mí.
Bueno, no hay mucho más para decir, un disco no muy original pero con canciones realmente geniales. Un 9-.


Pablo honey (1993) - Radiohead


Puntuación: 6+

Mejor tema: Blow out

Tracklist
01. You
02. Creep
03. How do you?
04. Stop whispering
05. Thinking about you
06. Anyone can play gitar
07. Ripcord
08. Vegetable
09. Prove yourself
10. I can't
11. Lurgee
12. Blow out


Pablo Honey no es un discazo. En su primer entrega, Radiohead es sólo una banda más, una de esas tantas bandas que imitaban a Nirvana y que eran las típicas bandas para "jóvenes angustiados". Su hit Creep lo catapultó tempranamente a la fama, pero a la vez hizo que mucha gente los encasille como "one hit wonder", mote del que recién pudieron desligarse en Ok Computer
En fin, en este disco encontrarás típico rock de los 90, poco original y con un abuso excesivo de las guitarras distorsionadas. Sin embargo, tampoco se me hace un desastre. Mucha gente dice que es un disco horrible, que irrita los oídos, pero yo veo un disco común con pocos momentos definitivamente insoportables. Si tuviera que caratularlo, le pondría más bien "intrascendente" que "horrible". Además, hay algunas buenas canciones que elevan la puntuación. Un disco más, ni bueno ni malo, mediocre.
El primer tema es casualmente de los mejores. You es un muy buen tema que empieza con un genial riff que lleva al coro donde hace su presentación la sensacional voz en falsete de Thom Yorke. Los riffs de guitarra distorsionada del medio son muy buenos, y la explosión final del estribillo es muy rockera. Lamentablemente el disco no se mantiene en este nivel. 
Luego llega la hiperarchimegasuperconocida Creep. Esta canción es de las más famosas de toda la década del 90, y prácticamente definió a Radiohead durante toda su carrera, en otras palabras, los persiguió. No es una canción mala, pero no se merece tanta fama. Es una balada depresiva como taaaaaaaaantas otras hay en toda la historia, una canción con una melodía buena pero excesivamente lamentosa, al igual que la letra. Debe ser lo menos original que haya hecho Radiohead en toda su carrera. Esas guitarras distorsionadas del estribillo son de lo más comunes y poco novedosas. En fin, es una buena canción, me gusta y se destaca en el disco, pero está ultrahiperarchimegasupersobrevalorada. 
How Do You? es, por el contrario, de las peores del disco. Es un punk estúpido con una melodía y vocalización horribles, Radiohead intenta rockear pero solo logra irritar. 
Por suerte el álbum se recupera con Stop Whispering, que empieza genial con esas hermosas guitarras y un estribillo precioso, pero la canción se alarga mucho y deriva en otra fiesta de guitarras distorsionadas que si bien no son particularmente molestas en esta canción, arruinan lo que pudiera haber sido un highlight. 
Thinking About You es una linda balada acústica con una buena melodía, pero totalmente intrascendente, aunque al final mejora con esos sutiles toques de guitarras eléctricas. 
Un comienzo demoledor con un muy buen bajeo luego deriva inesperadamente en un estribillo pop muy pegadizo y divertido. Se trata de Anyone Can Play Guitar, uno de los temas más pesados del disco. Muy buena canción. 
El lado A era bueno, pero en el lado B todo se desbarranca, y las canciones son tan similares que es imposible distinguirlas y termina siendo una masa difusa de canciones anónimas y vacuas. 
Ripcord es de lo mejorcito, con un buen estribillo. 
Vegetable, en cambio, es una balada totalmente anónima que, aunque es algo disfrutable más que nada por el estribillo, termina volviéndose mala por su intrascendencia. 
Prove Yourself, por su parte, es otra canción pésima con un estribillo idiota, con ese estúpido grito de "Prove Yourself, prove yourself". Además, es muy repetitiva como para llegar a considerarla normal. 
la siguiente balada, I Can't, si bien empieza con un buen riff de guitarras, pronto degenera en un típico pop con una melodía olvidable, de lo más anónimo que haya hecho Radiohead. 
La seguidilla de canciones malas continúa con Lurgee, otro pop totalmente irrelevante e inocuo. ¿Acaso no se dieron cuenta de que todas estas canciones suenan iguales? Nunca puedo diferenciar Vegetable de I Can't de Lurgee, son similares y extremadamente olvidables. 
Por suerte Radiohead decide salvar su reputación al final con otra gran canción, la mejor del disco, Blow Out, que comienza con un sorpresivo riff jazzero de piano con efectos electrónicos que conllevan a la canción, con una muy buena melodía, y aunque aquí también meten las infaustas guitarras distorsionadas, quedan bien con la canción dándole un final realmente esquizofrénico. 
Y así termina este disco, un disco disfrutable de rock/pop noventero. Si bien cuenta con momentos buenos (y muy buenos) Radiohead demostraría ser mucho más que la banda que vemos en Pablo Honey. En fin, un 6+.


lunes, 28 de mayo de 2012

De-loused in the comatorium (2003) - The Mars Volta



Puntuación:10+

Mejor tema: Take the veil Cerpin Taxt

Tracklist
01. Son et lumiere
02. Inertiatic ESP
03. Roulette dares (the haunt of)
04. Tirame a las arañas
05. Drunkship of laterns
06. Eriatarka
07. Cicatriz ESP
08. This apparatus must be unearthed
09. Televators
10. Take the veil Cerpin Taxt


Ok. Hace bastante no alababa un disco como lo voy a hacer en los próximos párrafos que van a leer. De-loused in the comatorium es una de las mejores obras del rock del s. XXI, sin exagerar. Es impresionante la furia descabellada que podemos encontrar en los temas del CD, la adictiva psicodelia que se escucha segundo tras segundo, la maníaca guitarra de Omar Rodríguez-López y la perfección del equilibrio entre el bajo de Flea, las baterías de Jon Theodore y la femenina y potente voz de Cedric Bixler-Zavala. Predominan las distorsiones ácidas, los riffs incontrolables y, por sobre todas las cosas, los momentos de desenfreno total.
  De-loused in the comatorium, como decía un periodista de Viva Voz que reportaba a los líderes de la banda (Cedric y Omar) en este video, es atemporal. Los desafío a escuchar el disco y encontrarle una etapa o año bien definido dentro de la historia del rock (obviamente, teniendo en cuenta las limitaciones de los adelantos tecnológicos que, queramos o no, nos guían mucho en esta tarea). La mezcla y variedad cultural en una América afectada por la globalización (“El imperialismo se llama globalización”, dijo alguna vez Galeano), nutrió la cultura de dos jóvenes con una mente muy abierta, influyéndolos desde un cantante de salsa que ellos admiran, hasta el rock proveniente de la cultura en la que nacieron, y dándoles así una diversidad tanto musical como lingüística muy vasta.
  Olvidé mencionar a Ward, que se encargó de dar esos efectos y soniditos que, por más imperceptibles que resulten a veces, son fundamentales para el ambiente psicodélico que nombré.
  Para completar la perfección del disco, las letras no son individuales: es una obra conceptual. Los líderes del grupo decidieron darle un “regalo” (como ellos mismos declaran) a un amigo suyo que murió en 1996 a causa de un suicidio. Resulta que este muchacho, ante la vista de un mundo tan imperfecto, decidió ingerir morfina y veneno para ratas hasta así morirse. Pero su cuerpo era muy joven y resistió. Estuvo en coma por unas semanas pero cuando se despertó, terminó lo que antes sea había planteado de una manera  más directa: tirarse de un puente. Bueno, imaginémonos esto pero escrito con las palabras más extravagantes del año 2003, en una suerte de poesía críptica y negra, y con un pequeño cambio: el mismo relato pero con un protagonista llamado Cerpin Taxt. Me estoy excediendo. A los temas.

  Son et lumiere es una conjunción de sonidos y una melodía rara a bajo volumen que luego se convierte en una guitarra despedazadora, que da inicio al mundo de De-loused in the comatorium.
  Intertiatic ESP tiene guitarras distorsionadas, un canto pegadizo y un ritmo irregular en su estribillo. La furia de las cuerdas es de las cosas más atractivas de este tema y, en realidad, del disco en su totalidad. Amo el simpático saltito que hacen los teclados, el punteo volado y el riff ácido de Omar cuando el tema está llegando a su final.
  Roullete dares (the haunt of) es bastante parecido a su antecesor, nada más que presenta más contrastes: se puede escuchar una estrofa con guitarras rabiosas y otras secciones con Omar esculpiendo en el aire (como decía Zappa). La voz de Cedric va variando desde lo filopop hasta lo hardcore. Es impresionante el manejo de texturas que tiene el mexicano-americano con sus cuerdas vocales. Otro detalle destacable es la tranquilidad que adquiere el tema cerca del final, con lo que creo que es un melotrón de fondo, unas guitarras limpias y etéreas y una batería liviana.
  El título de Tirame a las arañas ya nos dice que el spanglish es algo frecuente en Cedric, el letrista del grupo. El tema en cuestión es poco: unos ruidos al inicio que después se fusionan con una guitarra acústica deforme y un punteo de guitarra eléctrica breve.
  Drunkship of lanterns es el único tema escrito en colaboración de Cedric y Omar, y presenta unas percusiones latinas rápidas, un riff maquiavélico y guitarras excéntricas por doquier. Las melodías son excelentes y el manejo de Cedric sobre estas es, como dije, magistral. Pero lo mejor del tema viene cuando la primer parte culmina y se escuchan olas desastrosas de guitarras psicodélicas y una melodía increíblemente pegadiza, loca y original, con la furia de los Mars en su máxima expresión. Más o menos en la mitad de la “canción”, se repite el esquema de las guitarras avasallantes con la voz de Cedric en una performance salvaje y digna de un caníbal, destrozando toda paz que podamos sentir. Esuchen los geniales detalles electrónicos del final…
  Eriatarka (uno de los mejores nombres de la historia) es, al principio, bastante más tranquilo a comparación con los temas antecesores. Igualmente, como es de esperar, la psicodelia y la pérdida de la cordura siempre llegan en algún memento en los temas de The Mars Volta. Cerca la mitad del tema, se escucha una melodía agonizante y nuevas estrofas con guitarras drogadas que se contagian de rabia, para terminar la obra en un estado de éxtasis irrepetible, con esos ruidos que tanto aportan al ambiente del disco.
  En su comienzo, Cicatriz ESP parece una simple melodía cuasi pop con un acompañamiento de una guitarra que no se cansa de aportar detalles de fondo, cargados de efectos. Lo mejor es el punto cúlmine del grupo, cuando se fusiona la voz que tanto amo junto con las guitarras anormales de Omar. Todo se despide y nos encontramos entre un mar de guitarras (en el que, agrego como detalle, contribuye John Frusciante). La estructura de estrofa y estribillo se fue al diablo, y podemos escuchar una larga improvisación de guitarras, teclados, baterías y bajos, todos combinados a la perfección. Si hay algo fascinante en este disco es cuando Theodore se suelta y golpea desaforadamente sus percusiones. En un momento, la obra permanece suspendida por ruidos raros y un teclado serpenteante durante unos minutos, pero luego, como si se tratara de un malón, se escuchan percusiones tropicales y guitarras que se van acercando cada vez más. Es impresionante la pasión que yo, por lo menos, siento en esta parte. Las guitarras se fusionan a la perfección, se arman melodías como enredándose, formando una red de notas increíblemente viciosa. Volvemos al mundo real con las melodías del principio de nuevo, y terminamos exhaustos, como si nosotros mismo hubiéramos grabado y tocado todo eso. Es que el grupo tiene una gran capacidad para hacer sentir a sus oyentes parte  de lo que están haciendo.
  This apparatus must be unearthed es otra dosis de las del tipo de Inertiatic ESP, con melodías pegadizas y el mismo sonido ensangrentado que Omar ama engendrar. El puente entre la primera y la segunda parte es magnífico. Una melodía lenta, casi fúnebre, con un teclado arpegiado de fondo y una melodía enloquecedora luego.
  Televators es la única canción larga acústica. En realidad, se trata de un pop con un estribillo pegadizo, un acompañamiento solemne y un gran solo en el medio. El final es muy bueno, tiene ese in crescendo de guitarras y coros que si bien es un recurso muy utilizado, es muy agradable. Es el único tema de duración estándar que no está entre los highlights porque, a mi forma de ver, se alarga demasiado.
  Take the veil Cerpin Taxt es una suite y, por lejos, el mejor tema del disco. Todo empieza con unas guitarras aturdidoras que proceden al mejor riff del disco, totalmente maquiavélico, desquiciado y adictivo. La melodía de las estrofas es casi rapeada, y el estribillo es muy energético. Todo eso se desvanece entre un teclado delirante y unas percusiones locas que derivan a una de las melodías mas dignas de pogo que pueda haber en el disco. Antes de escuchar otro de esos riffs diabólicos que al principio son inofensivos y luego se distorsionan y atacan con toda la fuerza que una guitarra pueda dar, se escuchan una suspensión de melotrones. Flea se luce con su característico swing funkie en un intermedio en silencio y da lugar a un solo tranquilo acompañado de percusiones tribales. Una vez repetida esa melodía del principio que tanto amo, parece que el tema va a terminar. Pero no: se acercan dos de las mejores conjunciones de melodía-guitarra que pueda haber en la existencia, nos llena de energía destructiva y no podemos evitar complementarnos con Rodríguez-López, para saltar de la silla a tirar abajo todo lo que se nos presente. No hay cosa más apasionante que esto, Dios mío…

  ¿Vieron? Les dije que hace bastante que no alababa un disco así como lo acabo de hacer. Lo más gracioso, quizás, de todo, es que el que era productor de este disco en un principio (Rick Rubin) quería hacer la música de este más apta para las masas. Les pedía a los muchachos que hicieran todo más pop o más liviano, y es por eso que muchas veces se pueden encontrar melodías que no encajarían tan mal en una canción de este género. Obviamente, Omar se encargó de quitarle las grabaciones para hacer del disco lo que quisiera.
  Si les gusta tener etiquetas como para guiarse, podría decir que este disco se define en una conjunción de heavy metal melódico con rock progresivo y precusiones trivales de vez en cuando. Si quieren saber más precisamente lo que es, escúchenlo...
  Si esto es lo que los Mars pueden dar con un productor que les sugiere hacer música más comercial ¿Qué podrán hacer produciendo ellos mismos estos discos? Les invito a buscar la respuesta en su siguiente lanzamiento, Frances the mute, uno de los discos más aclamados del grupo. 

sábado, 26 de mayo de 2012

Selling England by the pound (1973) - Genesis


Puntuación: 10+


Mejor tema: cualquiera de las cuatro suites


Tracklist
01. Dancing with the moonlight knight
02. I know what I like (in your wardrobe)
03. Firth of fifth
04. More fool me
05. The battle of Epping Forest
06. After the orderal
07. The cinema show
08. Aisle of plenty



Señoras y señores, de pie. Y no se sientan hasta que termine la reseña. Estamos ante el que es, en mi opinión, el mejor disco de rock progresivo jamás concebido, uno de los mejores álbumes de la historia, y mi disco favorito quizás junto con Ok Computer y Abbey RoadSelling England By The Poundes un disco perfecto, realmente perfecto. Tal vez es el álbum más perfecto jamás grabado. Es así, y no me quedan dudas de eso. Es una obra hermosa, colosal, sublime, sin fisuras. Una experiencia pasmosa que deja al oyente sangrando los oídos de tanto placer. Ahora pasaré a explicar mejor el porqué de todo esto, pero sólo quería dejar en claro que esta revisión contendrá puros halagos y lisonjeos. 
Luego de esta pretenciosa introducción, pasemos a hablar del disco. Para empezar, creo que es el punto máximo del rock progresivo y sinfónico. Para mí, este género fue el más perfectible de la historia del rock. Era un género con tantas influencias, tan variado, tan complejo, tan rico en matices, tan innovador, tan virtuoso, que sin lugar a dudas sus mejores discos debían ser también los mejores del rock en general. En la teoría, a un buen disco de prog no hay con qué darle: tiene tantas características buenas que debería ser un derroche de gozo para el oyente. Pues bien, esto no funcionó tanto en la práctica. Obviamente no conozco todo lo que se hizo en el rock progresivo, pero creo que siempre hubo fallas que no le permitieron al género desarrollarse en su plenitud. Las mejores canciones de rock progresivo son por lo general obras excelsas, pero desgraciadamente hay muchas otras canciones que se pierden en una complejidad vacía y sin sentido. Quizás haya sido por pretenciosidad, la cuestión es que nunca se terminó de redondear todo lo bueno que podía dar el género, y así, por más que haya tenido todo para ser EL género, tuvo que contentarse con ser un género más, como todos, con sus puntos altos y bajos. 
Pues bien: todo lo que acabo de decir no se corresponde con Selling England By The Pound. Es el único (o uno de los pocos) discos de rock progresivo que logra una unidad perfecta, etérea y brillante, sin ningún tipo de fallas, excesos o puntos débiles. Es un caso paradgimático: aquí no hay nada de extensos solos virtuosos y aburridos, secciones experimentales o suites innecesariamente largas. Genesis se limita a recoger lo mejor, lo más sublime del género sin desperdiciar ni una nota. Cada canción dura lo justo y necesario. Ninguno de los instrumentistas se pierde en divagues inconducentes: simplemente se abocan a su tarea, a tocar lo que deben tocar de la manera en que lo deben hacer. 
Compositivamente tampoco hay fisuras: cada canción es una joya, las diferentes partes son todas brillantes en sus distintas formas y no hay ningún exceso. Esta es la principal, y quizás única razón de mi devoción por éste disco: cada segundo es glorioso. Todo el tiempo asistimos a un espectáculo brillante de música, rebosante de maestría. Primero tenemos una melodía preciosa, luego pasamos a un solo devastador de guitarra, más tarde hay una sección avasallante con las mejores líneas de sintetizador jamás oídas, luego florece de la nada una sección de piano etérea, una melodía de flauta por aquí, una coda acústica por allá. A cada instante hay algo nuevo, todo encaja de manera perfecta, todos los elementos fluyen con especial naturalidad, no se notan secciones forzadas. Uno nunca puede aburrirse escuchando Selling England By The Pound. Siempre hay algo nuevo pasando, algo que antes no habíamos captado. 
Cada instrumentista está en su pico: Phil Collins toca como jamás había tocado; Steve Hackett ejecuta solos majestuosos, seductores y misteriosos; Tony Banks no se conforma con lanzar melodías sublimes de sintetizador sino que, además, ejecuta líneas de piano tan hermosas que harían llorar a cualquier mortal; y Peter Gabriel llega a su pico como vocalista, cantando de manera preciosa unas veces y divirtiéndose histriónicamente en otras. 
El disco es variadísimo: son cuatro extensas suites intercaladas con cuatro canciones menores. Cada suite es una cascada de sensaciones en sí misma: tenemos secciones casi hard rock, baladas de piano, misteriosas flautas medievales, líneas de sintetizador bien progresivas, oscuras secciones acústicas, divertidas piezas teatrales, todo maravilloso, todo excelso. Y las canciones "menores" son en rigor menores pero no dejan de ser geniales y también muy diversas: hay un delirante pop pegadizo, una tierna balada acústica, un pequeño instrumental atmosférico y un reprise de Dancing With The Moonlit Knight que sirve de cierre. 
El concepto tiene sus devaneos, pero me gusta mucho en general. Son letras muy inglesas, que hablan de viejas costumbres británicas, historias cotidianas de personajes folklóricos, todo plasmado en letras algo extrañas y rebuscadas, misteriosas y crípticas, que esconden muchos secretos. Cuando entiendo de qué va la cosa, me atrae. Y cuando no, simplemente disfruto de estas delirantes líricas. 

En fin, Selling England By The Pound es una obra maestra. El disco más perfecto jamás realizado: escucharlo es una experiencia liberadora, una orgía de placer y gozo, un manantial inagotable de matices, detalles e ideas. Una obra para nada pomposa, para nada excesiva: una obra que entrega pura belleza y no se detiene en virtuosismos inútiles. Un disco atmosférico, capaz de generar sensaciones impensadas, proyectar imágenes en la cabeza. Una lujosa cascada de creatividad y talento. Una experiencia cuasi religiosa. 
Perdón por tantos elogios. Vamos a las canciones. El disco comienza con un misterioso y etéreo canto a capella con una voz maravillosa de Gabriel, que abre la maravillosa suite Dancing With The Moonlit Knight. De a poco se agregan líneas sutiles y embriagadoras de guitarra y sintetizadores, y luego Peter canta "The note he left was signed / "Old father Thames" / It seems he's drowned / Selling England by the pound". En ese momento, un potente piano nos mete de lleno en la atmósfera seductora de la canción. Después se agrega la batería, en un ritmo quedado, acompañada de una genial línea de guitarra. Todo parece a punto de estallar, y lo hace. De la nada aparece un trasfondo de coros sintetizados devastador, avallasante y tétrico, y todo desemboca en un estribillo arrebatador y furioso. Y mientras Collins martilla su batería con rabia, Hackett se lanza con un riff potentísimo, devastador y furioso que preanuncia la sección instrumental. Los sintetizadores barren con todo, y en el punto cúlmine de la pesadez, Hackett lanza un solo magnífico que desemboca nuevamente en los siniestros coros. El estribillo vuelve a arrasar con todo, y cuando nadie lo espera, Gabriel nos sorprende con una inclusión brillante de una melodía casi infantil (You'll play the hobbyhorse / I'll play the fool) antes de retornar al majestuoso estribillo. Luego Banks irrumpe con unos sintetizadores fulminantes, y luego todo se desvanece para dejar el paso a una extensa coda con guitarras acústicas, que configuran un pasaje majestuoso, atmosférico y evocador que mueve a las lágrimas. Una canción enorme, frenética y furiosa. La letra se trata de una especie de crítica a la sociedad inglesa de la época, y Gabriel se pone en el lugar de la "vieja Gran Bretaña", que llora y se pregunta "Can you tell me where my country lies?". La lírica se queja de que se está vendiendo el verdadero espíritu británico "por libras", es decir, por el capitalismo, por el consumismo, con líneas irónicas como "Chewing through your Wimpy dreams / They eat without a sound", refiriéndose a Wimpy, una cadena de hamburguesas inglesa, y está cargada de referencias a la cultura inglesa, como "The Queen Of Maybe" (quien en la antigua Inglaterra, solía representar el comienzo de una buena temporada y la esperanza de una buena cosecha), "Old Father Thames" (el espíritu del río Támesis, representado por un anciano) o la frase "You'll play the hobbyhorse, I'll play the fool", que se refiere a dos personajes del baile de Morris, un baile tradicional inglés. 
Pero recién estamos empezando. A continuación llega I Know What I Like (In Your Wardrobe), un maravilloso tema pop con una melodía insanamente extraña y pegadiza (¡ese estribillo!), percusiones africanas, efectos como de xilófonos de trasfondo, partes habladas y hasta flautas. Una gran canción. La letra habla del personaje de la tapa (gran tapa, por cierto), un joven que corta el césped para ganarse la vida. Se trata de un conformista, que se levanta tarde, reniega de sus tareas y rechaza las ofertas que le hacen de trabajos mejores en la ciudad, ya que se siente cómodo donde está.
Sin embargo, el tema anterior no es nada comparada con la sublime Firth Of Fifth. Comienza con una línea clásica de piano, tan hermosa que me dan ganas de llorar. Un simple mortal como yo no es digno de tanta belleza. A los treinta segundos todo se disuelve en una balada épica y majestuosa, que alcanza un pico de belleza cuando Gabriel canta "An inland sea / His symphony" e irrumpen unos preciosos coros de ángeles. Poco después, una pequeña sección de piano interrumpe la balada y da paso a la sublime sección instrumental. Una flauta medieval entona una melodía ancestral, preciosa, enigmática, etérea. Luego el piano vuelve a aparecer repitiendo una línea melódica que va creciendo en intensidad hasta desembocar en una masa avasallante de sintetizadores imitando la melodía de la introducción. Y cuando parecía que no podíamos soportar tanto deleite, aparece Hackett de la nada tocando un solo esplendoroso, con un tono muy enigmático y fantasioso. Luego repite la melodía de la flauta, y mientras nuestro cerebro se derrite de tanta atmósfera etérea, de a poco todo se va callando para retornar a la balada inicial. Todo se hace más épico, la batería se hace más pesada, y Gabriel concluye todo con la majestuosa frase "The sands of time / Were eroded by /The river of constant change". Fantástico. Ni una nota desperdiciada, todo es hermoso, todo es plenitud. La letra fue muy criticada, pero para mí no está tan mal. Es una simple descripción de un río, cargada de las alegorías, misticismo y pomposidad habituales en los grupos progresivos de la época. 
A continuación la banda nos da un respiro con la inocente baladita acústica More Fool Me, cantada por Phil Collins. Es la única canción que podría ser considerada relleno, pero no me molesta para nada. Al contrario, me gusta mucho, con una melodía en el estribillo francamente sensacional. La letra habla de un joven muy dependiente cuya novia lo deja, y él sabe que no volverá, pero sigue implorándole al menos que se siga burlando de él.
Y así llegamos a la tercera suite del disco, la más extraña, la menos digerible, la más extensa. Se trata de The Battle Of Epping Forest, una larga representación teatral de una lucha entre dos pandillas en el bosque. Es realmente apasionante, y tiene una locura tan evidente, tan disparatada, que no puedo menos que aplaudir. Comienza con una especie de marcha militar que alcanza una cierta intensidad y luego se apaga para que aparezca Gabriel con una melodía acelerada y un estribillo antémico y fulminante, siempre acompañado por unos geniales sintetizadores y un piano que aparece después del estribillo que me hace acordar a los viejos saloons de las películas de cowboys. Luego de una extraña sección hablada, Peter susurra "Here comes the cavalry" y los sintetizadores ejecutan una línea brillante y maquiavélica. Inmediatamente después aparece una melodía instantáneamente pegadiza que repite "Picnic! Picnic!", seguida de un riff de sintetizador realmente estupendo. Peter se divierte imitando las voces de los protagonistas: primero con una voz chillona y muy aguda (Said Mick the Prick / Fresh out the nick) y luego con una voz grave y grasosa que parece de un ogro (I'm breaking the legs of the bastard that got me framed). En el medio tenemos una sección divertidísima, con Peter entonando una melodía genial (I'm a man of re(puuuuuuute)) y luego volviendo a imitar las distintas voces, en una de sus mejores performances, cargada de histrionismo y teatralidad. Todo va subiendo de volumen, hasta que vuelve el viejo estribillo con toda su potencia. Después tenemos una sección de rap (!), rap hecho y derecho (supongo que habrán sido de los primeros rockeros en hacer algo así), luego vuelve la melodía del "Picnic!" y finalmente todo termina haciéndose más lento, más sutil, en un final realmente fantástico (So the Blackap Barons toss a coin to settle he score!), con un solo de guitarra eléctrico incluido. Genial.
Luego llega el único instrumental del disco, llamado After The Ordeal. Comienza muy atmosférico, con un dúo de piano y guitarra acústica tocando melodías volátiles y apacibles, en uno de los momentos más hermosos del álbum. Luego se produce una transición, y la canción desemboca en un solo majestuoso de Hackett, uno de esos típicos solos emotivos, lentos y cargados de feeling. Sobre el final aparece una flauta, y el cuerpo ya no aguanta tanto placer junto. Todo se desvanece en un mar de lágrimas por parte del oyente.
Y así llegamos a la suite final, llamada The Cinema Show. Comienza de manera brillante, con una etérea (¿cuántas veces dije esta palabra?) guitarra acústica que introduce a la canción, una balada maravillosa con una melodía trascendental y hermosa cantada de manera celestial por Gabriel. Luego todo explota y nos vemos envueltos en un genial estribillo cargado de energía, pero rápidamente se desvanece y volvemos a la atmósfera de misterio, acentuada por una suave flauta que toca de fondo. Salen sonidos que no sé cómo carajo se hicieron, de instrumentos que no conozco, pero no necesito realmente conocerlos. Y como si esto fuera poco, Peter prorrumpe de la nada en un coro celestial, prodigioso, sublime de "na na na nas". Es díficil describir tamaña belleza. Todo esto produce una sensación de inmortalidad. Uno siente que nada malo le puede pasar si está escuchando algo así. Bueno, tal vez sea sólo yo. Las letras de esta parte están inspiradas en el poema "La tierra baldía" de T.S. Eliot. Trata de la igualdad entre los dos sexos y de sus intentos por seducirse. Primero presenta a Julieta, que llega del trabajo, se perfuma y va al cine con un hombre. Luego aparece Romeo, un "millonario de fin de semana", se promete que llevará a Julieta a la cama esta noche y se pregunta si de verdad él podría fallar con su "sorpresa de chocolate". Y luego aparece el viejo Tiresías, un antiguo ser mitológico griego que se había dado el gusto de ser mujer y luego hombre. La canción aconseja que escuchemos lo que él tiene para decir, y éste es su consejo: "Una vez fui un hombre, como el mar rabié / Una vez fui mujer, como la tierra di / Pero de hecho hay más tierra que mar". Nos está diciendo que, a pesar de la inseguridad de la mujer, a pesar de los métodos materiales por los que el hombre intenta seducirla, siempre la mujer será el sexo dominante. El estribillo se repite y nos vemos arrastrados con ímpetu a la sección instrumental final, el último tour-de-force del disco. Un sencillo y formidable solo de guitarra nos conduce hacia la exposición de Banks, pletórica de riffs macabros de sintetizador y melodías realmente majestuosas. ¿Cómo alguien puede tocar algo así? ¡Escuchen por ejemplo el riff del 6:45! Es demoníaco. Los sintetizadores suben y suben, y ya vamos sintiendo que son una masa que arrasa con todo lo que se le interponga. Hay otro riff genial a los 8:26, y luego la masa de sonido sigue y sigue, inundando de satisfacción nuestros oídos, liberándonos de todas las cadenas, haciéndonos olvidar de nuestras penas y renaciendo nuestra fe en la raza humana. 
Todo se va desvaneciendo, y de pronto, como en un efecto cíclico, aparece nuevamente el riff de Dancing With The Moonlit Knight, más sosegado esta vez. Se trata de Aisle Of Plenty, que es una especie de reprise que termina de convencernos de que esta es una absoluta obra maestra. ¡Después de tanta belleza, después de tantos pasajes excelsos, después de haber presenciado la perfección musical, retornamos al lugar de comienzo! ¿Cómo lo hicieron? ¿Cómo lograron que todo fluya tan armoniosamente? ¿Acaso estuvimos en un sueño? ¡No! Fue una experiencia real, aunque no lo crean. Sólo queda rendirse ante Genesis. El disco termina con unos extraños coros, pero ya no los escuchamos. Ya no escuchamos nada en realidad: quedamos sumergidos en las deliciosas deSelling England By The Pound, olvidando quienes somos, tratando de retener algo de lo que acabamos de oír. Es imposible: Selling England By The Pound es una experiencia volátil, una paloma que se aleja del nido. La única manera de volver a sentir lo mismo es escuchándolo nuevamente. Las letras de esta última canción son una locura total. Cuenta con  un sinfín de referencias a tiendas inglesas de la época (Safeway, Fine Fair, Tess Co), una velada idea de que los mercados modernos son un infierno, y al final enumera una lista de alimentos para comprar en el supermercado. Por cierto, recordarán que en Supper's Ready, había quedado una pregunta inconclusa: ¿Cuál es la cena? Pues bien, aquí Genesis responde: son huevos revueltos.

No sé si lo entendieron realmente: Selling England By The Pound es perfecto. Si no lo tenés, compralo. Si lo tenés, escuchalo. Si lo escuchaste, vas a quedar igual de enamorado que yo. Uno de los mejores tres discos jamás grabados. Un 10+ absoluto.